Mi mano desnuda toca el cristal
helado. Lo acaricio y me pregunto una y otra vez si estoy haciendo lo correcto.
Esta será la última vez que me acerque a esta ventana, será mi última vez recordándote
así; sobre la cama con los brazos extendidos y sin una sola preocupación rondando
tu cabeza. Conozco mi texto en este teatro, conozco cada punto, cada coma, cada
error, cada falta de ortografía; me sé todo de pe a pa porque he estado durante
horas delante del papel escribiéndolo para ti. Me preguntas si estoy bien y
solo se sonreír. Pues claro que estoy bien, estoy perfecta, mejor imposible; el
que estará mal en los próximos cinco minutos serás tú pero tú eso no lo sabes
claro, no estás en mi mente para descubrir que a mí me va perfectamente y que el
único que va a necesitar terapia de choque vas a ser tú. Me giro con los ojos
brillantes por la emoción, mis pupilas no paran de dilatarse, ha llegado el
momento, es hora de que te deje continuar con tu vida como era antes de que me
conocieras.
—He estado
pensando mucho estos días en nosotros…—Lo miro para ver su reacción sigue
igual, desparramado y sin darse cuenta de lo que está por venir. Pobre
inocente. Continuo, no hay ningún motivo por el cual deba detenerme—y después
de darle miles de vueltas he llegado a la conclusión de que no estamos hechos
el uno para el otro—Y ¡BOOM! lo suelto todo palabra por palabra como lo había
ensayado. Y eh…no te lo has tomado tan mal. Admítelo. Ahora ya no estás en esa
postura de ‘’el mundo no me importa, siempre y cuando estés tú en el’’. Abres
los ojos y me miras fijamente por un buen rato. ¿Qué haces? ¿Piensas que
mirándome con ojitos de pena vas a hacer que yo te vuelva a querer? Pues te
equivocas pero no te preocupes te dejare el manual con las instrucciones sobre
cómo tomarte la vida cuando yo cierre la puerta.
— ¿Romper?... ¿Por
qué? si estamos bien…
—No lo estamos. ¿O
es que no te das cuenta de que ya no somos unos niños? Los dos hemos
cambiado—Le digo tratando de no sonar demasiado ansiosa. Me muerdo el labio y
veo que parpadeas sin creerte todavía todo lo que te estoy diciendo. CRÉETELO.
—Venga, bah tía,
me estas tomando el pelo ¿no? Nos conocemos desde hace años Elle. Es que… ¿hay
otro?—Me preguntas entre risas nerviosas.
Bajo la mirada
para darle efecto y entonces te lo digo por la tangente. Que sepas que tú me
has obligado a hacerlo.
— ¿Por qué no lo
entiendes? Simplemente ya no te quiero Ryan. Nuestra historia tuvo un bonito
principio y ahora tiene un bonito final. No hay nada más, no hay otro chico
solo estoy yo y mis decisiones. —Explico abreviándolo a más no poder. Muevo el pie
empezando a incomodarme.
Te levantas y me
coges por los brazos. Me zarandeas y me preguntas una y otra vez si hay otra
persona.
—Sí Ryan, hay otro
chico—Digo intentando que me suelte. Si no me apuro llegare tarde para ver la
película del Cinematoon que echan el sábado.
—Zorra—Escupes y
antes de que tengas tiempo de volver a abrir tu boca cojo mi chaqueta y
desaparezco de su vida.
No me
malinterpretéis, en realidad Ryan me gusta. Tanto que por eso he hecho lo que
acabo de hacer. Por eso y por Jillian, mi hermana. Como podéis comprender a dos
personas no les puede llegar a gustar el mismo chico y si se trata de mi
hermana gemela, su felicidad está por encima que la de cualquiera. Tanto da que
hoy me pase la tarde tirada en la cama comiendo tarrinas de helado cheesecake
mientras los clínex van apoderándose de mi habitación y lloro como una tonta
mirando una película romántica.
:/ ¿Porqué lo dejaste, Elle????? :´(
ResponderEliminarCreo que Elle es de ese tipo de personas que prefieren que otras sean felices en vez de preocuparse por ella.
EliminarMe ha gustado mucho, pero es muy tristee *-*
ResponderEliminarbesitos<3
verdad?, Creo que el ánimo de la escritora ha influido en ello, espero que sigas leyendo mis relatos! Besitos viajeros para ti!
Eliminar