martes, 24 de abril de 2012

Beso viajero: Introducción.


El mundo entero se había vuelto loco. Todos vivían en una nebulosa existencialista que no paraba de girar en mi contra y eso me molestaba. ¿O tal vez…, quizás…era yo la que giraba en contra del mundo? Sea cual sea la respuesta la encontrare seguramente al terminar de contaros mi historia, eso es lo que ocurre en toda buena novela romántica que se aprecie, encontrar lo perdido durante el pasado y a partir del crear nuestro propio futuro. Por ahora lo único que debéis saber de mi es que mantengo un profundo rencor hacia la lluvia y también hacia Nicole. Más adelante os hablare de Nicole y de qué función cumple en mi historia, es que como comprenderéis si os desvelo ahora todo lo que ocurrirá a lo largo, seria una completa pérdida de tiempo que siga haciendo esto.
Bueno ¿sobre que preferís que os empiece hablando? Os aviso que puedo ser un verdadero martirio una vez que he comenzado.

Desde que tengo suficiente edad para saber que la lluvia no la producen los angelitos que nos mean desde el cielo; si yo también me pregunto cómo me podía tragar algo tan estúpido como eso…pero que le vamos a hacer, a esa edad te crees cualquier cosa que mamá y papá te digan por el simple hecho de que para ti ellos son como Dios. También le tengo una especial manía al negro, la cual he ido desarrollando a lo largo de los años y he llegado a la conclusión de que todo esto radica al hecho de que mamá me enseño que el blanco es pureza y que ante todo hay que ser puro. Por lo cual como comprenderéis el negro no está en mi lista de colores que yo definiría como ‘’lo más’’.

Hace poco leí en un blog algo que me hizo darle una buena utilidad a mi cerebro y ponerme a razonar y bueno, lo admito, me hizo muchísima gracia. Decía algo así: "El ser humano es extraordinario" Se atreve afirmar Aquarius, y sí, yo lo admito, el ser humano es extraordinario. Extraordinariamente falso. Concuerdo totalmente con la persona que escribió esto, cuyo nombre prefiero no revelar. Somos falsos, continuamente estamos mintiendo, no solo a los demás sino a nosotros mismos que es lo peor de todo. Porque…si nos engañamos a nosotros ¿Qué pueden esperar los demás? Yo misma soy una mentirosa que va por la vida tan feliz. Tampoco sabemos querer, es como si esta palabra estuviera en nuestro diccionario pero no sepamos cual es su verdadero valor. Porque como comprenderéis querer no es mirar por nosotros mismos en vez echar un vistazo de vez en cuando a la vida de los demás haber si podemos serles útiles. Para mí el verbo querer y el pensar van de la mano porque si quieres realmente a alguien piensas primero en esa persona y luego en ti.

Tampoco confundáis querer a una persona con amarla son dos cosas completamente diferentes o por lo menos yo lo veo de esa forma. Tú puedes querer a alguien, sentir afecto hacia su persona, a veces; y es cierto, ese querer se puede transformar en amar pero para eso tienen que haber muchos años de por medio, muchas palabras y demasiados momentos interminables. Nos pasamos la vida usando los términos amar y odiar tan a la ligera cuando no sentimos eso en realidad. Es mas a veces los utilizamos con tanta facilidad y frecuencia que ni siquiera nos damos cuenta que nos estamos equivocando. ¡Querer es algo pequeño, amar; demasiado grande! Eso sí y aquí hago un fuerte hincapié, nunca vayas por ahí diciendo que amas cuando en realidad lo que sientes es obsesión o lo que en términos psicológicos vendría siendo limerencia, definido por la RAE como un fenómeno emocional cognitivo involuntario producido en ciertas personas y vinculado al enamoramiento; es decir que si estas ‘’locamente enamorado’’ ahórrate decir esas dos palabras, se mas profesional di que padeces limerencia. Que por gusto Tennov no se mato a hacer una investigación que le costó años de su vida para que ahora vayamos por ahí diciendo que estamos ‘’locamente enamorados’’ no señor, eso ya paso de moda  que ya existe un término para definir ese estado emocional, démosle un uso razonable.

Lo mismo ocurre con la felicidad. Dios mío que manía tenemos de ponernos nosotros mismos los clavos para que se nos pinche. Ya no es que interfieran segundas o terceras personas a hacer de tu vida una mísera mierda, es que a veces somos nosotros mismos con nuestros negativos pensamientos los que nos ponemos un tope, como las barreras de seguridad. Deja de empeñarte en que la felicidad no está hecha a medida exacta para ti. ¿Quieres ser feliz? Pues empieza por dejar de ponerte todos los días frente al espejo y empezar a criticarte a ti misma. Que si he engordado tres kilos, que si el pelo esta que parece alambre, que si tenemos una nariz de gavilán. Eso, te lo puedo asegurar, no va a hacerte nada feliz. Para ser feliz primero tienes que empezar queriéndote a ti misma con todos tus defectos de fábrica incluidos. Y si tienes un día negro, que esos los puede tener cualquiera pues matízalo, dale al play y ponle algo de color. Gris, azul marino, tornasol, cian, fucsia, dorado como el oro fundido, verde esmeralda, chocolate, rojo. Por colores que no sea. Que como dice el dicho: Vida solo hay una y hay que vivirla al máximo. Que después no queda nada, por eso cuando tenemos la oportunidad de ser felices no debemos dudar, la felicidad no es como la manzana de Adán y Eva que venía envenenada. Y no; tampoco la podéis encontrar destapando una botella de Coca Cola, que eso es solo ficción. Pero bueno yo no soy nadie para deciros todo esto cuando en realidad yo también limito mis sentimientos y a veces de tanto que lo hago me creo mi propia desdicha.

Y ahora os preguntareis: ¿pero esta tía sabe realmente de lo que está hablando? Y os digo: para nada, es solo que hoy mi vena filosófica a decidió hacer su aparición triunfal y demostrar que la cabeza no está hecha solo para pelo. 

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